Había una vez una viuda que tenía dos hijas, una de ellas era linda y laboriosa, mientras la otra era fea y ociosa. Pero la viuda era muy cariñosa con la fea y ociosa, porque era su propia hija; y la otra, quien era una hijastra, era obligada a hacer todo el trabajo y ser la Cenicienta de la casa. Cada día la pobre muchacha tenía que sentarse en el camino junto a un pozo a hilar con el huso, y girar y girar hasta ver sus dedos sangrados…
Para niños de 3 a 9 años. 60 plazas.