Una biblioteca es la casa de las letras y la Biblioteca Regional es, consecuentemente, la casa de las letras de la Región de Murcia. Este es el fundamento de Tinta Fresca, un proyecto que se propone poner en contacto a los autores literarios de nuestra Región que hayan publicado recientemente con su público lector, efectivo o potencial.
Por eso venimos ofreciendo mensualmente la conferencia de un escritor o escritora de nuestra Región seguida de una conversación en torno a la obra del mismo conducida por el periodista Patricio Peñalver. Como es habitual también habrá un coloquio con los asistentes que quieran intervenir.
Sinopsis de la obra por el autor.
La perfección del silencio es mi primera novela, que no mi primer libro. La puerta de entrada a una trilogía que he llamado "Trilogía de Tánger". Una novela que ha estado conmigo cerca de cuatro años, diversas ciudades y múltiples silencios Que me entregó en la terraza el Hotel Continental Ignacio Maturana a través de sus anécdotas y una botella de Monastrell.
Quería escribir una novela negra pero he merodeado demasiado por los sentimientos que Tánger me ha regalado y tal vez no sea lo ortodoxa que alguno pudiera pensar para ser considerada como de género estrictamente negro, pero siempre he militado en cualquier heterodoxia, y aquí la poesía me ha permitido una narración de idas y venidas. Una espiral que me ha ayudado a perderme y encontrarme.
La perfección del silencio es una novela coral que se inicia el domingo 19 de Agosto de 1989 con el descubrimiento de un cadáver en la plaza 9 de Abril de la infatigable ciudad portuaria marroquí, y brinda a Maturana la posibilidad de ir conociéndose y sanar alguna de sus heridas, aunque cuando se cierra una herida generalmente se suele abrir otra.
Incertidumbre, corrupción y dudas. Tres palabras para una trilogía que apenas ha comenzado.
El autor por sí mismo.
Mi nombre es Antonio Jesús Gras Mentado. Nací bajo el signo de escorpio, el año que le dieron el premio Nóbel a Boris Pasternak y él rechazó. En la isla donde rodaron Moby Dick, cerca del Puerto de la Luz.
Quise ser periodista una época de mi vida. Dirigí teatro para enfrentarme a un estamento empeñado en censurar nuestras representaciones más cotidianas, y acabé cocinando en Venecia porque una escuela vasca decidió que era demasiado mayor y español como para ser su alumno. Pero siempre, siempre he sido lector, mirador de películas y dejo que el salón de mi casa lo habiten los fantasmas de Miles Davis, Oscar Peterson, Baker, Petrucciani o cualquiera de los muchos visionarios que habitan el planeta musical. Soy más de jazz que de clásica, más de novela negra que de poesía y cuando junto cuatro monedas quiero conocer ciudades y restaurantes. A veces al revés; restaurantes que están en determinadas ciudades y hasta en lugares remotos. Pero el movimiento ha sido parte de mi manera de entender el mundo. Adoro las bibliotecas y las utilizo en cualquier ciudad que visito. Tal vez ser escritor sea una obsesión que intento no desalentar. Mi manera de estar solo, como dice Don Fernando. A veces quisiera estarlo mucho más. Mi patria son mis amigos.