En la Biblioteca de Ulea va a desarrollarse una nueva sesión del ciclo de Historia y Patrimonio de la Región de Murcia organizado por la BRMU. Tendrá como invitada a Olga M.ª Briones, acompañada de la arqueóloga M. ª José Morcillo Sánchez
OLGA MARÍA BRIONES JIMÉNEZ
Licenciada en Bellas Artes en la especialidad de Conservación- Restauración de Bienes Culturales trabaja como restauradora. Es directora de restauración de la empresa Arqueonaturaleza. Ha llevado a cabo numerosos trabajos de restauración y conservación en escultura, pintura de caballete y mural. Asimismo ha actuado en numerosos yacimientos arqueológicos por toda la península entre los que se encuentra este del Sato de la Novia.
Es también autora de diversos artículos como los relacionados con el museo de belenes del mundo, del cual es conservadora, del yacimiento del Salto de la Novia, del Salitre de Librilla, o de la mezquita-ermita de Nuestra Señora de las Huertas de Ricote.
MARÍA JOSÉ MORCILLO SÁNCHEZ
Es licenciada en Historia y Máster en Arqueología por la Universidad de Murcia
Ha realizado la supervisión arqueológica de varios yacimientos como El Salitre en Librilla, la muralla de Murcia, Bolvax en Cieza, el Salto de la Novia… También ha trabajado en el Museo Siyasa de Cieza.
Ha publicado junto a M. ª José Morcillo varios artículos relacionados con las actuaciones realizadas en los yacimiento del Salto de la Novia, El Salitre
YACIMIENTO DEL SALTO DE LA NOVIA (OJÓS-ULEA)
Se trata de un poblado tardorromano (siglos IV-VI d.c.) situado junto a la vía de comunicación natural que constituye el río Segura. Este poblado fortificado que se ubica en la ladera de un monte, desciende suavemente hacia el río siguiendo un sistema de terrazas artificiales. Su privilegiada situación favoreció el desarrollo de pequeñas explotaciones agropecuarias. A principios de los años 70 del siglo XX se iniciaron los trabajos de excavación de la mano de Nicomedes Carrillo. En 1985 los materiales encontrados y que hoy se exhiben en el Museo Arqueológico de Murcia fueron estudiados por Sebastián Ramallo y Rafael Méndez retomándose nuevamente las excavaciones en 2019.
El topónimo que da nombre al yacimiento procede probablemente del latín Saltus Novus que significa nuevo desfiladero en referencia a su situación en una de las zonas más estrechas del río, entre dos farallones de roca caliza.